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CRÍTICAS César debe morir: el arte como fuerza liberadora

El Festival de Cine Italiano de Madrid de este año, no pudo arrancar de mejor forma, con una estupenda cinta de los hermanos Vittorio y Paolo Taviani. En ella nos presentan su particular versión de la obra de teatro ‘Julio César’ de Shakespeare.


En César debe morir trasladan la acción a la cárcel romana de Rebibbia donde presenciaremos la representación del drama del genio inglés en dos planos temporales distintos: la representación de la obra en el auditorio del penal, rodado en color, y los ensayos que realizan los presos encargados de realizar la función, rodado en blanco y negro.



La cinta rodada como un docudrama, rezuma frescura en todo momento gracias a un plantel de actores, en su mayoría  presos reales, y una acertada realización por parte de los directores, que consiguen recrear en la penitenciaría el escenario adecuado donde  exhibir un extenso abanico de pasiones humanas: poder, ambición, celos, amistad, traición, vanidad, engaño, manipulación,…

La película consigue mantenerte en un estado de tensión emocional elevado durante sus 76 minutos de metraje. Salvatore Striano (Bruto) muestra un talento interpretativo sublime, aunque sería injusto no nombrar a sus compañeros de reparto: Cossimo Rega (Cassio), Guiovanni Arcuri (Cesare), Antonnio Frasca (Marcantonio) y el resto de actores amateur que hacen que de este film una de las mejores propuestas cinematográficas de 2012.

Hay que destacar como integran los hermanos Taviani en el drama shakesperiano los distintos escenarios donde se desarrolla la acción: el patio de recreo, los pasillos, las celdas; la pasión y la obsesión de unos hombres encerrados entre muros que se verán atrapados en sus propios personajes. Habrá momentos en los que siendo la "escoria" de la sociedad se crean poderosos senadores y generales. Y asistiremos en un momento determinado al descenso de estos hombres a su humillante condición de parias. "Desde que conozco el arte esta celda me parece una prisión", dirá uno de ellos de vuelta a la cruda realidad.


Absolutamente genial la última propuesta de estos dos "jóvenes" hermanos de 81 y 84 años. Una puesta en escena sencilla que representa todo el esplendor y la decadencia de Roma, de la humanidad.

Nota: 9/10

Lo mejor: la actuación de Salvatore Striano, la adaptación del texto, la cárcel como representación simbólica del mundo en que vivimos en el presente y en el pasado.

Lo peor: que se acaba demasiado pronto.

-Juan Martos-

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